La ciudad portuaria de Tianjin se convirtió este domingo en el epicentro de la geopolítica asiática con el inicio de la 25.ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), donde el presidente chino, Xi Jinping, dio la bienvenida a los líderes participantes con un mensaje de unidad y visión estratégica. “Amigos, tanto antiguos como nuevos”, los llamó, en un gesto que resume el espíritu de expansión y convergencia que impulsa el bloque.
Xi afirmó que la celebración de la cumbre en Tianjin revitalizará el desarrollo sostenible de la OCS, una organización que desde su fundación ha consolidado la confianza mutua entre sus miembros, profundizado la cooperación pragmática y participado activamente en los asuntos internacionales y regionales.
Una fuerza clave en tiempos inciertos
En su discurso, el mandatario chino subrayó que el mundo atraviesa “un siglo de cambio a ritmo acelerado”, con factores cada vez más inestables e impredecibles. En ese contexto, la OCS —que reúne a potencias emergentes como China, Rusia, India e Irán— asume una responsabilidad mayor: mantener la paz regional, promover el desarrollo y fortalecer la prosperidad compartida.
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Xi destacó que la reunión tiene como misión generar consenso, impulsar la cooperación y trazar un plan de desarrollo conjunto. Expresó su confianza en que, con el esfuerzo colectivo, la cumbre será un éxito rotundo y que la OCS alcanzará nuevos logros, contribuyendo a la unidad entre los Estados miembros y al fortalecimiento del Sur Global como actor estratégico en el escenario internacional.
Comunidad de destino compartido
La narrativa del presidente chino se alinea con la visión de una “comunidad de futuro compartido para la humanidad”, concepto que ha ganado protagonismo en los foros multilaterales impulsados por Pekín. En este marco, la OCS se proyecta como una alternativa al orden internacional tradicional, promoviendo un multilateralismo inclusivo y una cooperación basada en el respeto mutuo.
La cumbre de Tianjin no solo busca acuerdos diplomáticos, sino también reafirmar el papel de la OCS como plataforma para el diálogo, la seguridad regional y el desarrollo económico entre países que comparten desafíos comunes y aspiraciones de modernización.
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