El Gobierno de Venezuela expresó su rechazo a lo que calificó como una “equivalencia inmoral entre el agresor y la víctima”, en respuesta al reciente pronunciamiento de la Secretaría General de la ONU, que instó tanto a Estados Unidos como al país sudamericano a desescalar las tensiones en el Caribe.
A través de una carta dirigida al secretario general António Guterres, el Ejecutivo venezolano cuestionó que el organismo internacional presentara la situación como una disputa simétrica, cuando —según el texto— se trata de una escalada provocada exclusivamente por el despliegue militar estadounidense cerca del territorio venezolano.
La misiva, entregada por el representante permanente de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, denuncia que las operaciones de EE.UU. incluyen la presencia de un submarino nuclear, bombarderos estratégicos, sobrevuelos cercanos al espacio aéreo venezolano y acciones extrajudiciales en altamar. Estas maniobras, sostiene el documento, constituyen una amenaza directa a la soberanía nacional.
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“El comentario emitido por un portavoz de la Secretaría General apoya, aunque sea de forma involuntaria, la narrativa de un régimen mundial que no señala al verdadero responsable de la tensión”, afirma el texto. En ese sentido, el Gobierno venezolano exige una rectificación pública por parte de la ONU, argumentando que no puede ignorarse “la causa principal de la tensión”.
La carta también subraya que los ejercicios militares realizados por Venezuela se desarrollan “exclusivamente dentro de su territorio” y en respuesta a una amenaza extranjera, invocando el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, que reconoce el derecho a la legítima defensa.
Mientras tanto, el Gobierno de Nicolás Maduro insiste en que las acciones de Washington tienen un carácter coercitivo y desestabilizador, y que las Naciones Unidas deben preservar su integridad, neutralidad e independencia ante este tipo de conflictos.
Redinfodigital / Red de Información Digital
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