La Oficina Externa de Estados Unidos para Venezuela emitió este jueves una nueva advertencia de seguridad en la que reitera el nivel máximo de alerta (Nivel 4: NO VIAJAR), instando a ciudadanos estadounidenses y residentes legales a evitar cualquier ingreso o permanencia en territorio venezolano. La medida, que endurece las advertencias previas, se fundamenta en “graves riesgos de seguridad” bajo el régimen de Nicolás Maduro.
El comunicado oficial detalla una serie de amenazas que incluyen “detención ilegal, tortura durante la detención, terrorismo, secuestro, prácticas policiales injustas, delitos violentos y disturbios civiles”, configurando un escenario de alto riesgo para cualquier visitante extranjero. La advertencia se enmarca en un contexto de creciente tensión bilateral, marcado por el reciente despliegue militar estadounidense en el Caribe y la respuesta defensiva del Gobierno venezolano.
Desde la suspensión de operaciones diplomáticas en Caracas en 2019, la atención consular para ciudadanos estadounidenses se canaliza a través de la embajada en Bogotá, Colombia. El comunicado proporciona el correo ACSBogota@state.gov como vía de contacto para reportar casos de detención o emergencia.
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Esta nueva alerta no solo reafirma la postura del Departamento de Estado, que desde hace años mantiene a Venezuela en el nivel más alto de advertencia de viaje, sino que introduce un tono más severo, con énfasis en el riesgo de tortura y detenciones arbitrarias. La narrativa oficial refuerza la caracterización de Venezuela como un entorno hostil para ciudadanos estadounidenses, en línea con las recientes declaraciones de funcionarios del Gobierno de Trump que acusan al país de operar como “estado narcoterrorista”.
La escalada diplomática y militar entre Washington y Caracas se intensifica, mientras organismos internacionales como la ONU llaman a la contención y al diálogo. En este tablero geopolítico, la seguridad de los ciudadanos se convierte en un nuevo eje de disputa.