La madrugada del viernes se tiñó de tragedia en el oeste de China, cuando un accidente en el puente ferroviario Jianzha, en construcción sobre el río Amarillo, dejó al menos cuatro muertos y doce desaparecidos. El siniestro ocurrió alrededor de las 3:00 hora local (19:00 GMT del jueves), en la provincia de Qinghai, cuando se rompieron las cuerdas utilizadas en los trabajos de montaje de la estructura.
El Departamento de Gestión de Emergencias de Qinghai activó de inmediato operaciones de búsqueda y rescate, que continúan en la mañana del viernes, mientras las autoridades intentan localizar a los trabajadores desaparecidos. El puente Jianzha es una de las piezas clave del ambicioso proyecto ferroviario que conecta las provincias de Sichuan y Qinghai, atravesando el altiplano tibetano, una región de compleja geografía y alto valor estratégico.
La obra, considerada emblemática por su ingeniería y por el impulso que representa para la conectividad en zonas remotas, ahora se convierte en símbolo de duelo y cuestionamiento. El accidente pone en foco las condiciones laborales en grandes proyectos de infraestructura y la seguridad en entornos de alta exigencia técnica.
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Mientras se espera el avance de las tareas de rescate, el país observa con preocupación un episodio que enluta a las familias de los obreros y deja interrogantes sobre los protocolos de construcción en una de las regiones más desafiantes del territorio chino.
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