La justicia chilena condenó este miércoles 29 de octubre a 10 años de prisión a Tomás Aguirre, responsable del asesinato del joven venezolano Hebert Sánchez, de apenas 19 años, quien fue apuñalado en 2022 tras una demora en la entrega de un pedido de hamburguesa en la comuna de Ñuñoa, Santiago.
El caso generó conmoción en la comunidad venezolana residente en Chile, que desde el inicio del proceso exigió justicia y una condena ejemplar. El juicio oral culminó con la declaración de culpabilidad por homicidio simple, pese a que la Fiscalía de Oriente había solicitado una condena por homicidio calificado, alegando premeditación.
Declaraciones y remordimiento
Durante la audiencia final, Aguirre expresó su arrepentimiento ante el Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago: “Estoy arrepentido. Sé que nada repara el daño, pero estoy trabajando con mi fe en Dios para ser mejor persona”, dijo el imputado.
La fiscal jefa de Ñuñoa-Providencia, Rossana Folli, consideró que el crimen fue premeditado, aunque evitó pronunciarse sobre la conformidad del Ministerio Público con la sentencia. “La fiscalía evidentemente se opuso, pero el razonamiento del tribunal lo conoceremos el 13 de noviembre”, explicó.
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¿Justicia insuficiente?
El fallo ha generado debate en redes sociales y entre organizaciones migrantes, que cuestionan la calificación del delito y la pena impuesta. Para muchos, el crimen refleja una grave vulnerabilidad de los trabajadores migrantes, especialmente aquellos que se desempeñan en servicios de reparto.
La familia de Hebert Sánchez, junto con representantes de la comunidad venezolana, han manifestado su intención de seguir exigiendo justicia plena, mientras se espera la publicación oficial de la sentencia.
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