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Mientras millones de argentinos ajustan sus cinturones ante una crisis económica que amenaza con devorar lo poco que queda de estabilidad, los diputados y senadores del Congreso Nacional parecen vivir en una dimensión paralela. En pleno contexto de emergencia fiscal, no solo han impulsado proyectos que aumentan el gasto público sin detallar de dónde saldrán los recursos, sino que también han aprobado sucesivos aumentos de sus propios sueldos, convirtiéndose en los legisladores mejor pagados de América Latina.

📉 El contraste es brutal: mientras el presidente Javier Milei mantiene un salario austero y promueve una política de recorte para sanear las cuentas del Estado, los representantes del pueblo se otorgan privilegios que duplican su ingreso. En cifras concretas, un senador argentino gana más del doble que el presidente de la Nación. ¿La justificación? Silencio. ¿La coherencia? Ausente.

🗳️ La paradoja democrática: quienes deberían velar por el equilibrio fiscal y representar los intereses de la ciudadanía, se han transformado en una élite blindada, que legisla para sí misma. En lugar de acompañar el esfuerzo de ajuste que exige la situación crítica del país, muchos legisladores han optado por sabotearlo desde adentro, promoviendo leyes que disparan el gasto sin respaldo técnico ni previsión presupuestaria.

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🔥 ¿Quiebre institucional o defensa de privilegios?
La narrativa de algunos sectores del Congreso se disfraza de preocupación social, pero detrás de cada proyecto que aumenta el gasto sin financiamiento claro, se esconde una estrategia de desgaste político. El objetivo parece ser claro: debilitar al Ejecutivo, erosionar su legitimidad y preservar los beneficios de una casta que ha gobernado durante décadas sin rendir cuentas.

🇦🇷 Milei, entre la motosierra y la resistencia
El presidente ha sido claro: “No hay plata”. Su discurso, por momentos disruptivo, ha calado hondo en una sociedad harta de promesas vacías y privilegios impunes. Mientras Milei recorre el país con una motosierra simbólica, intentando cortar los excesos del Estado, el Congreso afila sus tijeras para recortar su autoridad.

📌 La pregunta que queda flotando: ¿quién defiende realmente al pueblo?
¿El presidente que renuncia a privilegios y enfrenta a los intocables, o los legisladores que legislan para sí mismos mientras el país se hunde?


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